Hacia 2460 a.C. se erigió un enorme círculo de postes de madera de 440 metros de diámetro alrededor del asentamiento de Durrington Walls, seguido por la construcción del terraplén y el foso de un enorme henge. Como en Avebury, el foso está en el interior del terraplén; es el tipo clásico de henge, que sigue al tipo «formativo» inicial.

Pero el mundo de las gentes de Stonehenge estaba a punto de cambiar. Hacia 2400 a.C., en Gran Bretaña se instalaban emigrantes europeos que empleaban metales y enterraban a sus difuntos con unos característicos vasos campaniformes. Sus ancestros se hallaban en la región de Ucrania y más al este, entre los mares Negro y Caspio, y durante su migración hacia el oeste se mezclaron con agricultores europeos.

Cuando llegaron a Gran Bretaña parece que no se mezclaron con sus habitantes, y al cabo de unas dieciséis generaciones sus descendientes habían reemplazado en gran parte a la población neolítica. Aun así, conservaron muchas costumbres de sus predecesores neolíticos, como la tradición de construir henges y círculos de piedra. Pero sus monumentos eran mucho más pequeños que los neolíticos, por lo que requerían mucho menos esfuerzo. Ya no se necesitaban millares de trabajadores para construcciones que ahora sólo involucraban a familias extensas o bien a pequeños grupos de familias.

La gente siguió volviendo a Stonehenge para renovar el monumento, que hasta 1500 a.C. conoció otras tres fases de obras menores. En sus cercanías también se enterraba a muertos ilustres, en túmulos funerarios que hoy en día siguen dominando el paisaje circundante. Un grupo especial de estos montículos, construido alrededor de 1900 a.C., incluía las tumbas de personajes prominentes enterrados con ricos ajuares compuestos por adornos de oro y otros materiales preciosos, como azabache y ámbar.

Stonehenge siguió siendo muy respetado entre este extenso cementerio de túmulos, protegido por un recinto que lo separaba de los invasores campos de los granjeros de la Edad del Bronce. Después de 1500 a.C., sus días de gloria parecen quedar atrás y los espectaculares monolitos y los túmulos funerarios de los alrededores quedaron a merced del ganado de las granjas vecinas.

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